Visita al DA2

En nuestra visita al DA2 la climatología no invitaba a salir de paseo, aunque el nuestro fue más bien corto, debido a la proximidad del centro (no lo denominamos “museo”, porque nos explicaron que en un museo, las obras permanecen expuestas continuamente, mientras que en un centro de arte, varían cada cierto tiempo y se realizan distintas exposiciones). Nuestros tutores nos llevaron hasta la puerta y allí nos recibió Elena, nuestra amable guía, quien nos introdujo en ese misterioso edificio, que antaño fue… ¡Una cárcel!

Tras ver una maqueta y situarnos en el edificio, Elena nos guió a los sótanos, donde se conservan de una manera muy especial las obras que van a ser expuestas en el centro: aprendimos que la temperatura se mantiene constante para que las obras no se deterioren; todas se mantienen a unos centímetros del suelo, por precaución en caso de inundación (hecho improbable); en caso de incendio, el sistema anti incendios expulsa un gas que deja la sala sin oxígeno, para consumir las llamas sin deteriorar las obras, que se conservan en envases especiales (cajas hechas a medida).

Después, recorrimos las salas de exposiciones, descubriendo una enorme puerta de más de tres metros de altura, que daba acceso a una sala en la que los cuadros se mezclaban con las puertas de la antigua cárcel. Precisamente otra puerta nos llamó la atención de manera muy especial, ya que no llevaba a ninguna parte (así se llama esta particular obra de arte, que se encuentra de manera permanente en el edificio); todos entramos y salimos por el mismo sitio, después de pasar unos segundos muy inquietantes, totalmente a oscuras.

La visita resultó muy entretenida e interesante, y además de tenerlo aquí al lado, la entrada es gratuita, por lo que siempre podremos darnos una vuelta por sus salas y contemplar el contraste de una cárcel, rehabilitada “con mucho arte”.